lunes, 27 de junio de 2011

Desde el Ka–Be no se oye bien la música: llega asiduo y monótono el martilleo del bombo y 
de los platillos, pero sobre su trama las frases musicales se dibujan tan sólo a intervalos, a capricho 
del viento. Nosotros nos miramos unos a otros desde las camas, porque todos sentimos que esta 
música es infernal.

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